sábado, 28 de noviembre de 2015

Viernes negro

El pibe no debía tener más de once o doce años. Posiblemente anduviese acatarrado. El caso es que no entró en la piscina con sus compañeros de clase y les esperaba fuera, haciendo deberes. Ya a mitad de la sesión, camino del baño, se cruzó en las gradas con uno de sus profesores.

- "Paco, llévame esta carpeta para allá, que vuelvo enseguida".

El niño, voluntarioso, y supongo que temiendo algún tipo de represalia vía notas si se negaba, todo hay que decirlo, cojió la carpeta y la llevó, tan rápido como pudo, hasta el sitio donde el profesor había dejado su mochila y su abrigo.

Paco iba en dirección contraria pero eso, al susodicho profesor, poco debió importarle. Ni tampoco que el niño le hubiese dicho que se estaba meando.

-"Y corrígeme los exámenes que hay dentro!, ja, ja, ja..."

Paco debió pensar, además de que aquello no tenía ni puta gracia,  que ayer, 27 de noviembre de 2015, no era el Día del Profesor, como le habían dicho en el colegio, sino un viernes negro en toda regla.

Cuando Paco sea mayor, el profesor lo será aún más. Quizás recuerde la anécdota, o quizás la olvide, pero no tendrá estómago para dar cumplida venganza a tal agravio. Ya saben, de ancianos, todos parecemos corderitos degollados. No hay más que echar la vista atrás y recordar los últimos días de Pinochet.