miércoles, 28 de mayo de 2014

El mejor

Desde hace unos tres años me suelo cruzar, un par de veces por semana, con un señor, y utilizo lo de señor en vez de lo de tío porque la ocasión lo merece, que camina y camina a toda pastilla, en gesto de ultra marcha, todo el paseo de la Playa de Arinaga y las largas rectas del Polígono Industrial. Vamos, un circuito que, de haber tenido pasta, yo ya hubiese patentado por si algún día a alguien le da por organizar aquí la Copa del Mundo de Triatlón. No les exagero si les digo que ya le he dado unos treinta y cinco mil kilómetros desde que vivo aquí abajo, al sur del sur.
Bueno, a lo que iba, resulta que este hombre, que ya rondará los setenta, me genera un gran respeto. De hecho, cuando paso a su lado, me subo la gorra y me quito las gafas para saludarlo con cierta pleitesía.
Estamos hablando de que es el mejor marchador de la isla. Y no lo sabe.
De la próxima no pasa sin que lo pare y le pida el teléfono, como cuando abordé, allá por el año 91, a aquella pibita morena en la calle Bravo Murillo y dejé a mi colega Norberto hablando solo. Aunque esa es otra historia que ya les contaré más adelante.
Bueno, como les decía, que me he vuelto a cruzar con el  mejor marchador de la isla, y lo es sin haberse puesto un dorsal y, encima, sin saberlo. Me toca decírselo a mí, que por algo soy el encargado en esta zona.
Para que luego digan que la marcha atlética no es el más universal de los deportes.


domingo, 25 de mayo de 2014

Champions y Copas

Dentro del vestuario, el tal Cholo ese debe ser un tío íntegro. En la final de ayer dio, casi desde el pitido inicial, ventaja competitiva a su rival, al dar entrada al delantero que le había llevado en volandas al equipo durante gran parte de la temporada.
Lo suyo, en condiciones normales, hubiese sido que ese nueve -cuyo nombre ustedes ya conocen, con lo que yo me voy a  ahorrar el buscarlo en el google para ponerlo aquí y marcarme un tanto- se hubiese quedado en la grada.
Pero el tal Cholo ese da la impresión de ser un tío raro, de los que aún aprieta la mano con fuerza, te mira a los ojos y, si me apuran, hasta se quita las gafas de sol para hablar contigo.
Del partido ya ustedes lo sabrán todo. Habrán leído cientos de columnas y crónicas técnicas, con escarceos socio-políticos incluidos, y habrán visto cuarenta veces los cinco goles, el marcado en el tiempo ordinario y los otros cuatro en la prórroga extra.
Una Champions más para el Madrid. Podría haber sido la Primera Copa de Europa del Atlético.
Y no me dirán ahora que, a estas alturas, ustedes no se han enterado aún que las Champions y las Copas de Europa son dos cosas bien distintas. Ello depende de si se ganan desde el carácter y la garra, o desde el rol de potencia económica mundial.
Esperemos, al menos, que esa Champions madridista no se les caiga de la guagua abajo a los jugadores, que habrá costado unos quinientos millones de euros, mil arriba, mil abajo.

viernes, 23 de mayo de 2014

Benditos alimentos

Cuentan en El Vaticano que el Señor Bergoglio tiene estos días un cabreo de narices.
Y es que, lo que le pasa a este comprometido Papa, no le pasa a nadie oiga.
Resulta que, en la azotea de su casa, y sin que él mismo se enterase, se reunieron ciento cincuenta comensales, cristianos y cristianas todos ellos, eso sí, y se zamparon un bufé de unos 18.000,00 €, céntimo arriba, céntimo abajo. No me vayan luego ustedes a decir que mi información pierde credibilidad por la inexactitud de este banal dato de la factura.
Permítanme que me atreva a opinar, legitimado por haber sido monaguillo en el barrio marinero de San Cristóbal antes que marchador que, a tenor del importe de la cuenta, ésta debió ser algo así como La Última Cena.
Como Dice Morgan, ese de los machanguillos, Ditoseadió...!

lunes, 19 de mayo de 2014

Davinia, Goliat y el tío del porro.

Esta tarde la gasolinera BP de Sardina estaba de bote en bote. Unos echando gasofa, otros lavando el carro y los menos en la tertulia futbolera de la cafetería. El caso es que la BP es de lo más transitado de Sardina.
A sabiendas de lo incómodo que puede llegar a ser que el tío del surtidor te mire atravesado a lo lejos, he pasado por caja primero, antes de aparcar en mi habitual observatorio. Dos euros me ha costado la broma.
No les exagero si les digo que me lo paso de fábula, observando y tomando notas de todo ser vivo que pulula el lugar, en la hora escasa que estoy allí.
Suena McCartney en la 102.2 mientras una vieja Seat Trans roja aparca justo al lado mío. El tío baja la ventanilla y, pasados unos minutos de cortesía, se lía su porrillo. Menos mal que hoy hay viento sur. De lo contrario no hubiese podido escribir estas cuatro gilipolleces con cierta normalidad.
El del corsa azul ha salido de su carro. Lleva la camisa del 10 de la canarinha. No tiene pinta de futbolero. Yo tampoco, así que me voy a ahorrar lo ilegítimo del juicio de valor sobre lo mal que le queda la blusa.
Justo delante mío está la parejita del Megane. Ella debe medir como mucho 1,50 y pesar unos 45 kilos. Él, todo lo contrario. El 1,90 y 110 kilos no se los quita nadie. El pibe está empeñado en pasar la aspiradora primero y luego ir al lavacoches. Ella al revés. Aquel hombre grita que te grita y la piba sin inmutarse. De buenas a primeras, cuando McCartney hace rato que dejó la 102.2 y ahora su lugar lo ocupa la de los conductores suicidas de Sabina, la tía se levanta, lo mira fijamente y, sin mediar palabra, veo que los dos se meten en el carro y se van hacia el lavacoches. Para que luego digan que lo de Davinia y Goliat no es verdad.
Siete menos cinco. Joder, se me ha acabado el duro. Tengo que irme. Hoy no paso ni por la cafetería. Seguro que estará llena de atléticos y de madridistas, afilando cuchillos para la final de la Copa de Europa. Demasiado doloroso para un azulgrana.
El del porro me toma la delantera por cuestión de segundos. Sale del coche y empieza a empujarlo a lo Pedro Picapiedra y Pablo Mármol. Coño, la furgona estaba vieja, pero no pensaba que tanto.
Siete en punto...ñossh, llego tarde
(basada en hechos reales)

martes, 13 de mayo de 2014

Nada es para siempre.

Decía Mascherano ayer que nada es para siempre, apuntalando el estado anímico de una plantilla, la del Barça que, según los entendidos, necesita una tremenda remodelación.


Que estamos muy mal acostumbrados, los que nos sentimos azulgranas para esto del fútbol, es un hecho. Hoy he oído en un telediario la coletilla "..y el subcampeón de liga..." y he cambiado de canal. Me sonó a recochineo oiga.


Esta liga debía ser colchonera, no le den más vueltas. La alegría debe ir por barrios, sino esto sería muy aburrido y, en esa ruleta que va marcando la historia de la liga,  al Atlético ya le tocaba.


Dieciocho años son muchos años, aunque yo aún recuerdo perfectamente el del doblete. El día que el Atlético ganó aquella su última liga hasta la de anoche, con Simeone, Caminero y Burgos en el césped, nosotros, el CAI de atletismo masculino, estábamos en Toledo preparándonos para participar en una liga de primera división.


46´55" hice en los 10 kilómetros marcha en pista. Haciendo bueno el dicho de Mascherano, ya no puedo hacer aquellas marcas. Menos mal que, para poner en duda lo universal de la afirmación, debo reconocerme a mí mismo que la memoria la conservo intacta.


La memoria atlética, por supuesto. No me vayan a preguntar que cené anoche.
























domingo, 11 de mayo de 2014

Los "Príncipe de Asturias".

La diferencia entre un jugador de Primera y uno de Segunda, además de que estos últimos tienen un comportamiento dentro del área nada resolutivo, que es lo que los entendidos llaman definición, estriba en cómo se comportan ante el micrófono.

Yo creo que, a los de Primera, les obligan a hacer un máster en comunicación y marketing. Solo así se comprende esa corrección y fluidez con la que contestan a la prensa. De hecho estoy por atreverme a anticiparles que, los más habilidosos ante las cámaras, podrían hacer carrera en política al colgar las botas. No hay más que recordar que Xavi y Casillas tienen un Príncipe de Asturias, como Vargas Llosa, Cela o Günter Grass.

En cambio, los clubes de Segunda, y supongo que por cuestiones meramente presupuestarias, tienen jugadores sin esa formación de post grado. Ello motiva que, cuando un partido no acaba como se espera, los futbolistas disparen con bala contra el árbitro, los jueces de línea, la afición contraria, la defensa rival y, si me apuran, hasta contra los mismísimos dioses del olimpo, para justificar que les han clavado un gol en el último minuto del derbi. Un jugador de Segunda nunca optará a un Premio como el Príncipe de Asturias.

Tampoco creo que Fernando Alonso vuelva a ganar la estatuilla de Don Felipe y Doña Letizia o, al menos no mientras continúe en Ferrari. Hoy, en el Gran Premio de España de Fórmula 1, que ya saben ustedes que se celebró en Cataluña, los Mercedes de Hamilton y Rosberg doblaron a Kimi Raikkonnen en la última de las 66 vueltas al circuito, de más de cuatro kilómetros y medio. Los Mercedes cruzaron por la bandera a cuadros dos segundos más tarde de que Alonso comenzase su última vuelta.

Y, si Luca Cordero di Montezomelo quiere lograr tan insigne galardón algún día, debe hacer su pertinente formación de post grado, como los jugadores de Primera. Lo de los bólidos rojos ya no es como antaño.

 




miércoles, 7 de mayo de 2014

59"9

Pongamos cualquier viernes tarde de la primavera del 92, en el viejo Martín Freire.

Valga como antecedente, en mi habitual línea egocéntrica, que siempre me sentí una especie de capitán sin brazalete de aquella quinta del 72, por el mero hecho de ser, por semanas, el más viejo del grupo.

Pablo pidió un control de "4 vallas" que, para los que se inician hoy en día en  esto del atletismo, es el diminutivo que hace referencia a la prueba olímpica de los 400 metros con vallas.

Bueno, a lo que íbamos. Resulta que, para que las marcas fuesen válidas a efectos de rankings y mínimas autonómicas y nacionales, en una prueba debía haber tres atletas en la salida.

Y ese requisito reglamentario fue el que me llevó a hacer mi, hasta la fecha, primer y último "4 vallas".

- Marcheta tienes que salir conmigo. No tengo a nadie más. Me falta uno.
- Yo?
- Sí coño!
- Venga! (Ahí es cuando contesté con el corazón, como capitán sin brazalete al auxilio de cualquier causa perdida).
...
Diez minutos más tarde, Pablo había logrado su objetivo: 59"9. Para bajar del minuto en el 4 vallas hay que ser un especialista.

Unos eternos 3/4 de recta más tarde entré en meta en un tiempo de 1´10". Comparando aquel 4 vallas con otros escarceos extramarchísticos,  estuvo mejor que, por ejemplo,  cuando hice 3 nulos en la primera altura del concurso de salto en infantil, estando el listón a 1´10 metros que, si me apuran, era por debajo de la propia colchoneta.


Estos días me he acordado de Pablo, de su 59"9 y de mi 1´10" con cholas de marchador.

Añádanlo en mi debe. Podría tener el record autonómico del 4 vallas para marchadores, de los que marchan digo.





domingo, 4 de mayo de 2014

2060: Sin límites.

Si hay una prueba, dentro del programa olímpico de atletismo, que da fe de eso que los presentadores del telediario de la 1 denominan como la búsqueda de los límites del ser humano, perdónenme por lo personalista, monotemático y pedante de mi línea, pero no es otra que  la marcha atlética.

Y no me lleva la pasión oiga. Mera interpretación de los datos.

Resulta que Bikila ganó la maratón de los Juegos Olímpicos de Roma, en 1.960, con 2 horas y 15 minutos. En Londres 2012 el campeón olímpico paró el reloj en 2 horas y 8 minutos. 7 de mejora en 52 años. No está nada mal.

Pero el salto cualitativo de la marcha no tiene parangón. Lo de Armstrong a la luna no es nada comparado con esto que les voy a recordar ahora mismo.

Resulta que en los Juegos de Roma, en  1.960, el inglés Donald Thompson ganó el título olímpico de los 50 kilómetros marcha con un tiempo de 4 horas y 25 minutos. En Londres 2012 el hombre fue capaz de correr la distancia en 3 horas y 35 minutos. Cincuenta minutos de mejora, para otros tantos kilómetros y en ese periodo de cincuenta y dos años: un minuto por año.

Sí, ya se que me van a tildar de oportunista si les anticipo que, allá por el año 2060, los marchadores que corran los 50 kilómetros harán la prueba en 2 horas y 45 minutos.

Menos mal que, por entonces, yo ya estaré muerto.



jueves, 1 de mayo de 2014

La que se avecina.

Entrado ya uno en una etapa de la vida en la que tiene que analizar cada paso que da, además de hacer lo propio con los que da el vecino, por aquello de los daños colaterales, me pregunto donde acabará todo lo que me enseñaron en mi deambular infantil y juvenil.

Mi primer bastión, la marcha atlética aquella de caminar rápido, sucumbió al paso del tiempo y hoy en día nada tiene que ver con la que me enseñó El Decano Cárdenes.

Mi segundo apoyo vital, el fútbol de toque, toque y más toque, que jugábamos en el patio del colegio Leopoldo Matos, también está ahora en entredicho.

Cuentan, los expertos en la materia, que se avecina un largo periodo de tiempo donde primará el juego defensivo con veloz contragolpe. Patadón arriba del portero a tres cuartos de cancha, milagroso control del carrilero que, sin bajar la pelota al suelo, la meterá a la olla donde surgirá la fortaleza de un 9 a la antigua usanza para remachar a gol por el centro y a romper.

Así las cosas, solo nos quedarán los libros para recordar como jugaba Hungría en los años cincuenta, como lo hacía la selección de Brasil con Pelé en el mundial del 70 o con Sócrates en el de España, o como jugaba la naranja mecánica de Cruyff durante los años 70.

Por no decir nada de nuestra Unión Deportiva Las Palmas, de la que ni tan siquiera los libros recordarán como llegó a sus subcampeonatos de liga y copa jugando al toque, raseando la bola en el Insular.

Pues ya me dirán que hago yo sin marcha y sin fútbol, aunque siga habiendo marcha y fútbol. Ya me veo, en unos años, buscando fotos de Germán, de Tonono y de Guedes. No vean ustedes la que se avecina