miércoles, 25 de marzo de 2015

Mou, Cruyff y la marcha.

Ayer martes dijo Cruyff, cuestionado por un periodista acerca del último Barça-Madrid, que "el fútbol es tan fantástico que, si juegas un partido malo puedes ganarlo".
Y hoy miércoles digo yo, sin que nadie me cuestione, ni sobre el clásico ni sobre tema alguno, que "la marcha es la única prueba deportiva que existe en la que, cuanto mejor la haces, con más plasticidad, entusiasmo y respeto por su técnica y por su historia, peor resultado logras".
Mourinho podría llegar a ser un buen entrenador de marchadores. Pero, y he aquí la sorpresa, Mou no sería nunca el mejor entrenador de marchadores del mundo,  aunque aplicase su más extremista estilo de lo ilegítimo e inmoral, como ha ido haciendo allí donde el fútbol le ha otorgado poder jerárquico para ello. A la marcha el portugués llegaría tarde. Nosotros ya tenemos un nutrido grupo de directivos, jueces, entrenadores y atletas de élite, espejos todos ellos para los jóvenes marchadores, que superan, en ese arte de los límites de la vergüenza, a Mr. Mou.




sábado, 21 de marzo de 2015

Corredores de tapado y records del mundo.

Veo las fotos que mis paisanos maratonianos han subido a sus blogs y perfiles de Facebook, estos días, participando en pruebas de 10, 21 y 42 kilómetros.
Observo que, sin excepción, van más cercanos al suelo que la inmensa mayoría de los tíos que están a mi lado, cuando el juez da el disparo salida de alguna prueba de marcha atlética. "No corran demasiado", nos suele decir algún juez grandilocuente.
Lo pienso detenidamente y, mientras me embarga un nuevo episodio, el enésimo en lo que va de mes, de impotencia, indignación, ira y frustración -que parecen, aquí encadenados, meros sinónimos y reiteraciones, pero que, realmente, son sentimientos distintos y acumulativos- me viene a la mente otra percepción. 
Ésta si que es nueva. De repente, siento cierta admiración por quienes se abstraen de tan flagrante ofensa, y son capaces de compartir mesa y mantel con los exterminadores de la marcha atlética. Y no solo eso, sino que hasta se sacan selfis con ellos, luego de haberles servido de sumisos sparrings.
La marcha es excepcional. Si mañana algún mediofondista pisa, en las ligas, el césped en las curvas y hace 1.450 metros, en vez de un milqui entero, se monta la de dios. Igual pasaría si pillan a alguien lanzando con un martillo de 3 kilos y medio, mientras los otros lanzan con los reglamentarios 7,260 kg.
No digamos nada de una calle del 110 donde la altura de las vallas sea de 0,90 en vez del 1,07 de rigor.
La marcha, por algún tipo de razón, supongo que amparada en convenios internacionales y alguna recomendación de la ONU, cuenta con la permisividad e inmunidad necesarias para ser la prueba en la que el ser humano continúe marcando tiempos más allá de sus límites.
La próxima semana caerá otro record del mundo. Menos mal que todos sabemos que esto no durará para siempre.
A ver como le explicamos al personal que los marchadores tengan tiempos negativos, por debajo de cero. Ni Montoro y De Guindos juntos lo lograrían, así nos dijesen que la marcha ha entrado en un decrecimiento de signo inverso que supone, por aquello del menos por menos más, un crecimiento exponencial del nivel atlético en las exportaciones de resultados deportivos con afección directa a nuestra Balanza de Pagos, que llevará, obviamente, a una subida del IPC en siete puntos porcentuales, sin tener que blanquear y contabilizar actividades sin epígrafe y de dudosa legitimidad para la propia derecha.

miércoles, 4 de marzo de 2015

El blues de las profesiones frustradas

Acabo de beberme la segunda cerveza del día. Es un buen momento para, a modo de resumen vital, anotar por aquí algunas de mis profesiones frustradas. Espero que Joaquín Sabina jamás llegue a leer este blog:
- Medio centro de la Unión Deportiva Las Palmas, en Primera División y haciendo ondear pañuelos en San Mamés, como Germán el Maestro.
- Profesor de filosofía a punto de jubilarse. De esos cuya propia imagen y vestimenta descuidada te hace reflexionar.
- Periodista de radio, de esos que se dejan el alma cantando el gol del ascenso a Primera, como nuestro Segundo Almeida.
- Ayudante de Alfred Hitchcock.
- Columnista deportivo, de los que escriben con la pasión de los que gritan los goles por la radio, pero manteniendo intactas sus cuerdas vocales.
- Zapatero, de los que remiendan zapatos.
- Actor protagonista en Desayuno con Diamantes, en sustitución de George Peppard.
- Librero, viejo y culto, de esos que te recomiendan los libros habiéndolos leído ellos antes.
- Cary Grant.


Lo de la marcha no lo anoto. Otro día les explico. Voy a la nevera otra vez.