sábado, 3 de septiembre de 2011

1989 y 1990: aprendiendo a entrenar en soledad

En 1989, con el paso a la categoría junior, me fui a vivir y estudiar el COU a Pontevedra. Parte del año lo pasé enfermo, pero tuve la experiencia de entrenar con los marchadores de la sección de atletismo del Celta de Vigo, en las pistas de Balaídos (Manuel Abal, Ramilo y Santi Pérez). Casi no competí. Fue un año dificil y volví a Gran Canaria al finalizar el curso y el verano.

Al regresar a la isla me encontré conque el grupo de los cuatro magníficos había pasado a la historia. Cárdenes, "El Decano" tuvo que dedicar más tardes a su profesión y José Guillén empezó una nueva etapa en la carrera. Solo seguía Luis Mahúgo, con el que no podía coincidir.

Se podría decir que fue un año en el que lo importante fue aprender a entrenar, a salir a rodar solo y a sacar el título de monitor para autoentrenarse.

La única marca de ese año la hice en una carrera popular en ruta, en Las Palmas de GC, un 5 kms que hice marchando. Bajé por primera vez de los 25:00.

En 1990, siendo mi segundo año de junior, ya di un paso firme adelante. En la primavera viajé por primera vez a las ligas nacionales con el CAI, tanto a las absolutas como a las junior.

Aún recuerdo las peripecias del primer viaje de todos, en abril de 1990, a la isla de La Cartuja. Salimos el sábado tarde desde Gran Canaria. Al llegar a Madrid fuimos para Sevilla en guagua (autobús) y ésta llegó a las puertas de la pista de atletismo a falta de unos veinte minutos para empezar la jornada con los 10.000 metros marcha en pista.

La mejor marca de ese año, donde solo hice pruebas de 10.000 metros marcha en pista, fue de 51.42.7, lo que suponía casi dos minutos de mejora sobre mi anterior tope de 53.36.3 de 1988.

En el descanso veraniego de 1990, cara a la temporada 1990/91, hice deportes alternativos. Corrí y surfeé olas en las playas del sureste. Horas y horas, cada día, remando para volver a ponerte en posición de tomar la nueva serie, me dieron inconscientemente un doble premio al final del verano: una resistencia orgánica a prueba de bomba y una espalda y hombros que, hasta entonces, no había desarrollado.

En el invierno de 1990, en diciembre, ya entrenaba con mucha seriedad y estaba totalmente adaptado a la soledad,  y a autoentrenarme. Para ello me había sacado el título de monitor nacional.

Mi primer gran alegría fue marcar, en un control de pista en busca de la mínima, 23.45 en los 5.000 metros marcha.

Ya casi en la navidad de ese año nos visitaron José Marín, el ya en aquella época seleccionador de marcha de la RFEA, y el juez de marcha José María Santasusana. Fué con motivo de una prueba de 5 kms marcha en ruta, que se celebró en una de las calles más comerciales de la isla, la Avenida José Mesa y López, "la del Corte Inglés".

En esta foto de la prensa local aparecemos, de izquierda a derecha, el internacional absoluto Basilio Labrador, el internacional sub-16 tinerfeño Jorge Déniz y servidor.

"paso a paso yo te atraso..."

El gran salto para 1991 estaba a la vuelta de la esquina.

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