Esto sucedió el primer domingo del mes de junio de 1991. Es un ejemplo de esas cositas pequeñas, sin relevancia para los demás, que a uno le quedan grabado en su interior mientras vive.
Esa temporada había entrenado con gran determinación y había bajado más de cinco minutos mi marca en los 10 kilómetros marcha. Era mi último año en la categoría junior, los sub-19.
Durante ese año 91 había mantenido bonitos duelos con el tinerfeño Jorge Déniz, dos años más joven que yo, e internacional sub-17.
La temporada de pista al aire libre había arrancado dos meses atrás. Por entonces las ligas eran sobre 10.000 metros marcha en pista, tanto en los Campeonatos de Clubes Juniors, como en los Absolutos. Eso me llevó a hacer 10 pruebas de 10 kms aquel año.
En abril, en una liga junior en Castellón, había batido la marca del excelso Norberto Ruiz, que figuraba desde casi una década atrás como Record Provincial sub-19. Su marca era 47:22.69 y la rebajé en escasos 9 segundos, hasta los 47:13.09.
Pero yo no competía contra Norberto, ni contra Jorge, ni tampoco contra el otro marchador que ese primer domingo del mes de junio de 1991 estaba conmigo en el tartán, el veterano M45 Antonio Almeida Tremearne, "El Tremendo". Yo competía contra mí mismo, contra corriente, y, en su conjunto, contra mi destino, en un afán de cambiar el curso de mi existencia vital.
No tenía entrenador, ni otros marchadores con los que marchar a diario. Si tenía amigos, del atletismo, que me animaban para seguir aquella dinámica de mejora personal.
Era tal la determinación que tenía por entonces, que se podría decir que la marcha monopolizaba mi vida, en un intento de dotarla de sentido, y de olvidar la realidad que me esperaba al acabar cada entreno. Quizás, visto desde fuera, ese ímpetu justificase aquella frase que, sellada con un beso en la mejilla, me susurraron al oido la tarde antes de aquel domingo: "Confía en tí, siempre consigues lo que quieres".
A las nueve de la mañana de aquel primer domingo del mes de junio de 1991, "El Tremendo" y yo tomamos la salida de los 10.000 metros marcha en pista del Campeonato Provincial Absoluto de Atletismo de Las Palmas. A esa hora poca gente había en la pista. Nosotros dos, los jueces y poco más.
26 vueltas y media más tarde, en aquella pista de 375 metros en la que solo sabíamos donde estaban los miles los que nos habíamos "criado" en ella, acabamos, "El Tremendo" y yo, con la satisfacción del deber cumplido.
En mi caso, con una nueva marca personal, 46:47.2, que aún hoy figura como mejor prestación de un junior grancanario.
Aquel día me gané a mí mismo. Dos años más tarde bajé esa marca más de un minuto, pero creo que, si tuviese que contestar a la pregunta que se le hace a todo surfero sobre su mejor ola, diría que aquella fué la mejor marcha de mi vida.
Sabéis?. Es cierto, siempre se consigue lo que se quiere, en todos los ámbitos de la vida, pero pagando el precio del esfuerzo que ello conlleve.
Cierro los ojos y aún me veo en mitad de la contra meta, al paso por el 9º kilómetro, con esa sensación de tener al alcance de la mano un logro, tu logro.
La noche anterior soñaba despierto con ese paso por el km 9, mientras escuchaba esto en mi vieja radio. www.youtube.com/watch?v=aP8m6mYRJiU
El viejo "Martín Freire", con su peculiar cuerda de 375 metros bien podría compartir,
junto a Old Trafford, ese cartel de "Teatro de los Sueños"
Pepe, si me dejaras titular esta entrada la llamaría ORGULLO. Y cuando alguien me pregunte qué significa "el orgullo es para siempre" le mostraría esta entrada. Qué grande eres.
ResponderEliminarPD: Hace poco se me fastidió el ordenador y perdí mucha música. Al ver el video de Toto he ido corriendo a bajar Africa y Hold the line, además de lo mejor de Boston y lo mejor de Asia. A mí Toto, Asia y Boston me traen buenísimos recuerdos.
Me ha gustado muchísimo la entrada, aunque los dos sabemos que tu mejor carrera aún esta por venir.
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