jueves, 4 de abril de 2013

25:45:8m. (Yo, mi, me, conmigo. Capítulo I)

"25:45:8m".

Este fue el registro, manual, de mi primer intento consciente de lograr una marca mínima nacional.
 
El sábado día 25 de mayo de 1988, siendo cadete de último año, disputé en solitario la prueba de 5.000 metros marcha en pista al aire libre del Campeonato Provincial de Las Palmas de la categoría sub-16 en la pista del Martín Freire.
 
Venía de hacer 26:03:1 en enero de ese año, en una prueba con los "mayores", mi grupo de entrenamiento de la época, el Decano Cárdenes, Luis Mahúgo y José Guillén.
 
El jueves anterior, el Director Técnico de la Sección de Atletismo de la Unión Deportiva Las Palmas, donde estábamos todos nosotros, los cuatro marchadores, nos dijo a Cárdenes y a mí que la mínima para el Campeonato de España cadete del año 1988 era de 25:00:00.
 
Al día siguiente, viernes, me dieron el chandall y la camisa de competición de la U. D. Las Palmas, pues yo venía utilizando la del filial CAUEI, que para algo era un sub-16.
 
Aquel sábado, en la marcha de cadetes estaba solo, pero la competición en sí, unos Juegos Escolares en toda regla, tenía un ambientazo. Platos fuertes de aquellas jornadas de atletismo de cadetes eran el 100, el 300, el 600, el 1.000 y el 3.000 metros lisos, así como el 1.500 metros obstáculos.
 
Estos días he estado viendo mi diario de entrenamientos de la época. Aquellas semanas hacía series de 500 entre 2´25" y 2´30" y de 2.000 sobre 10´15". Vamos, a ritmo, que es lo que me ha caracterizado durante toda mi trayectoria deportiva.
 
Llegado aquel último sábado de mayo, salí animado por el entrenador Cárdenes, que estaba a pie de pista tomándome parciales, y pasé el primer mil en 4´52". Luego ya fui haciendo miles por encima de cinco, de más a menos, para acabar en esos 25:45:8 que, si bien no fueron mínima nacional, fueron mi primer record provincial y mi primera marca relativamente digna en relación a la edad y las cargas de entrenamiento que hacíamos.

La marca duró algo más de una década, hasta que Aridane Cárdenes, a finales de los noventa, la mejorase ostensiblemente la temporada en que se proclamó brillante Campeón de España de la categoría cadete.
 
Aquella prueba en solitario podría decir que se convirtió en el primer capítulo de la serie "Yo, mi, me, conmigo".
 
Dentro de dos días, este próximo sábado, intentaré andar sobre esa marca con 25 años más en el carné.

Es curioso, de cadete soñaba con ser un buen marchador de adulto. Ahora sueño con volver a ser cadete.
 
Foto de Antonio Cárdenes, El Decano, nuestro entrenador en la época, hombre que nos inculcó, de manera sabia, el respeto por la marcha en doble apoyo. Un caballero de los de antes.