domingo, 25 de mayo de 2014

Champions y Copas

Dentro del vestuario, el tal Cholo ese debe ser un tío íntegro. En la final de ayer dio, casi desde el pitido inicial, ventaja competitiva a su rival, al dar entrada al delantero que le había llevado en volandas al equipo durante gran parte de la temporada.
Lo suyo, en condiciones normales, hubiese sido que ese nueve -cuyo nombre ustedes ya conocen, con lo que yo me voy a  ahorrar el buscarlo en el google para ponerlo aquí y marcarme un tanto- se hubiese quedado en la grada.
Pero el tal Cholo ese da la impresión de ser un tío raro, de los que aún aprieta la mano con fuerza, te mira a los ojos y, si me apuran, hasta se quita las gafas de sol para hablar contigo.
Del partido ya ustedes lo sabrán todo. Habrán leído cientos de columnas y crónicas técnicas, con escarceos socio-políticos incluidos, y habrán visto cuarenta veces los cinco goles, el marcado en el tiempo ordinario y los otros cuatro en la prórroga extra.
Una Champions más para el Madrid. Podría haber sido la Primera Copa de Europa del Atlético.
Y no me dirán ahora que, a estas alturas, ustedes no se han enterado aún que las Champions y las Copas de Europa son dos cosas bien distintas. Ello depende de si se ganan desde el carácter y la garra, o desde el rol de potencia económica mundial.
Esperemos, al menos, que esa Champions madridista no se les caiga de la guagua abajo a los jugadores, que habrá costado unos quinientos millones de euros, mil arriba, mil abajo.