martes, 13 de mayo de 2014

Nada es para siempre.

Decía Mascherano ayer que nada es para siempre, apuntalando el estado anímico de una plantilla, la del Barça que, según los entendidos, necesita una tremenda remodelación.


Que estamos muy mal acostumbrados, los que nos sentimos azulgranas para esto del fútbol, es un hecho. Hoy he oído en un telediario la coletilla "..y el subcampeón de liga..." y he cambiado de canal. Me sonó a recochineo oiga.


Esta liga debía ser colchonera, no le den más vueltas. La alegría debe ir por barrios, sino esto sería muy aburrido y, en esa ruleta que va marcando la historia de la liga,  al Atlético ya le tocaba.


Dieciocho años son muchos años, aunque yo aún recuerdo perfectamente el del doblete. El día que el Atlético ganó aquella su última liga hasta la de anoche, con Simeone, Caminero y Burgos en el césped, nosotros, el CAI de atletismo masculino, estábamos en Toledo preparándonos para participar en una liga de primera división.


46´55" hice en los 10 kilómetros marcha en pista. Haciendo bueno el dicho de Mascherano, ya no puedo hacer aquellas marcas. Menos mal que, para poner en duda lo universal de la afirmación, debo reconocerme a mí mismo que la memoria la conservo intacta.


La memoria atlética, por supuesto. No me vayan a preguntar que cené anoche.