lunes, 2 de junio de 2014

Un cubata a la salud de la derrota perdida

Abdica nuestro Rey, un partido político nuevo, que aún debe perfeccionar su financiación irregular y que no tiene ni presupuesto para mandarte a casa una octavilla, consigue 1,2 millones de votos en las europeas, jueces que dimiten en un pis-pas solo por ir en moto saltándose semáforos en rojo, sin casco y con cierto olor a cubata rancio, y un gobierno estatal que te jode la fiesta de la nacionalidad canaria con el anuncio el día antes, con premeditación y alevosía, de que se van a dedicar a perforar el mar junto a tu playa buscando riqueza para cualquiera menos para uno, componen un rocambolesco entorno de histeria colectiva.
Pero a mí, lo que me tiene jodido de verdad es que este pasado fin de semana nuestros jugadores de la Unión Deportiva Las Palmas celebraron en la noche de Palma, su derrota perdida ante el Real Mallorca.
Imagínense ustedes que hubiesen coincidido con mis amigos Marta, Edu o Bernardo.
Hay que joderse. De saber que iban a salir de juerga, fuese cual fuese el resultado, yo mismo me habría dado una escapadita al Paseo de Palma, al Arenal o a C´an Pastilla, que no se me ve por aquellos lares desde el 96 y, desde entonces, en Canarias ha llovido como treinta veces.
Es comprensible celebrar una derrota, teniendo en cuenta que si eres de segunda, cuando subes a primera, terminas teniendo un problema. Y más ahora, que el FMI ha recomendado otra vuelta de tuerca a la legislación laboral, para fomentar el empleo minimizando los derechos de los trabajadores. Es comprensible pero no es menos cierto que para algo está el mini bar del hotel.