jueves, 19 de junio de 2014

una horita menos.

Que mi tiempo se agota es algo que ya tengo claro desde que titulé en la EGB. Desde entonces, en Canarias, habrá llovido al menos una docena de veces. Ya he visto un dictador, dos reyes borbones, tres o cuatro papas en el Vaticano, un cambio de siglo y de milenio, un cambio de moneda, dos copas de Europa, un mundial y algún que otro suceso paranormal.
Porque no me digan ustedes que es normal que anoche la España peninsular tuviese como rey, cuando los relojes allí señalaban las doce, a Felipe VI y nosotros, aquí abajo, en ese mismo instante y marcando los relojes las once, fuésemos aún súbditos de Juan Carlos I.
Un pueblo que necesite dos reyes al tiempo, para meterlo en vereda, debe ser un pueblo difícil de lidiar.
Y menos mal que esto, lo mío, se acaba, porque no hay dios que lo aguante oiga. Y menos con estos calores.