lunes, 10 de febrero de 2014

El fin de mi postureo


Yo, como cualquiera de ustedes, me he dejado envolver por esta corriente de las redes sociales y el running. Pero rectificar es de sabios, y de marchadores. Cuando empecé con esto del ocio virtual, hace cosa de tres años, pensaba que esos conocidos que escribían en sus blogs sobre cada entreno que hacían, sobre sus objetivos, sus miedos , lesiones, sus nuevas zapatillas ultraligeras,  sus geles, sus rivalidades, su propio argot y sus competiciones eran gente entrañable, sin complejos y había que tenerlos en cuenta y aprender de ellos. Decidí, en aquel momento, que era cuestión de abrir el ojo y desparramar la vista. Que el poner asunto a quienes trotan un par de veces en semana, a ritmos desconocidos para un federado,  sería tan enriquecedor como el relacionarme con mis amigos de los años ochenta, de aquel machaque sin tregua, en el tartán del viejo Martín Freire. Y así fue mientras estos nuevos compañeros, a los que también tomé como referentes, insisto, por lo entrañable, que no por sus marcas o métodos, llegaron a la conclusión de que realmente ya sabían de atletismo. Ese día, de repente, todo cambió. Y también ese día decidí que mi postureorunning debía zanjarse del plumazo y uno tendría que retomar el sigilo, que no falsa modestia, que merecía la ocasión. Ese día en que todo cambió es hoy. Rectificar es de marchadores y de sabios. Permítanme la frivolidad de auto incluirme en la primera de las dos categorías.